¿Cómo funciona el Tarot? ¿Son peligrosos? ¿Pueden ayudarme en el amor?

El tarot es una forma de adivinación muy antigua. Y funcionan. Obviamente, no son la forma más antigua. La práctica de la adivinación es tan antigua como el hombre y probablemente nació en tiempos prehistóricos. Durante decenas de miles de años, el hombre ha utilizado signos, eventos, símbolos, presagios, sueños e intuiciones para obtener información útil para él, su familia, su clan y cualquier persona que la necesite.

Hasta el siglo XVI, la adivinación era un arte importante y de gran prestigio. Con el advenimiento del método científico, algunas de las adivinaciones se convirtieron en observaciones empíricas y la magia se convirtió en ciencia. Otras adivinaciones han sido llamadas cialtronerie y prohibidas. Y así, en menos de 400 años hemos desperdiciado decenas de miles de años de historia y conocimiento.

Sin embargo, todavía hay quienes cultivan este arte con gran competencia y maestría y hay muchas personas que, fingiendo escepticismo, recurren a la adivinación para obtener ayuda concreta en sus vidas. Porque, nos guste o no, dentro de nosotros sabemos que la adivinación es una práctica que nos pertenece y que puede mejorar nuestra vida.

Pero, ¿qué es la adivinación? 

En resumen, es la capacidad de encontrar mensajes, inspiraciones y respuestas a nuestras preguntas observando la naturaleza y los eventos.

La adivinación involucra a un observador, que en el pasado se llamaba oráculo, adivino, poeta, chamán, etc.

Los signos, eventos, símbolos y presagios no surgen por sí mismos. Siempre necesitamos un observador que las descubra, las perciba, las interprete y las relacione con el contexto que le concierne.

Pero no sería correcto decir que el observador los crea. Los signos existen por sí mismos, pero están latentes. El objetivo del observador es precisamente sacarlos a la luz, darles forma y vida.

De esta forma los signos viven, se muestran y hablan a quien sabe observarlos y escucharlos, por lo que siempre es importante escuchar los comentarios, como lo son las Opiniones de Alicia Collado

Uno podría pensar que el poder de encontrar las respuestas reside en el practicante de adivinación. Los signos son solo un pretexto, en realidad las respuestas ya están dentro del observador.

Y de hecho TAMBIÉN es así. En el sentido de que las respuestas ya están dentro del observador, sí, pero la realidad observada también está dentro del observador. Y, por tanto, la respuesta se manifiesta en forma de signo externo, para que el observador pueda captarlo e interpretarlo con su sensibilidad interior.

¡Todo es uno!

Externo e interno son solo definiciones, ilusiones. Pero son definiciones e ilusiones profundamente arraigadas en nosotros. Son la definición misma del mundo, son un convenio colectivo. Todos nosotros, salvo raras excepciones, estamos profunda e inconscientemente convencidos de que hay un interior y un exterior. Estamos convencidos de que somos una entidad separada del mundo, con un límite muy específico (nuestra piel, nuestro cuerpo). Nuestra mente está dentro de la cabeza y de ahí no se escapa. El resto está fuera.

Y entonces podemos pensar que el observador y el presagio son dos cosas separadas. Podemos pensar que el presagio se manifiesta al observador y que éste lo interpreta para obtener una respuesta. Y como pensamos que la realidad es así, las cosas funcionan así y también funcionan muy bien.

Dicho esto, volvamos al Tarot.

¿Cómo es posible que el Tarot dé una respuesta sobre el pasado?

Siempre es el mismo. Un observador (el Adivino) formula una pregunta, extrae cartas del mazo y obtiene indicaciones y respuestas que puede interpretar en base a su experiencia y sensibilidad. La magia no está en las cartas. Todo es uno, ¿recuerdas? Las cartas se manifiestan con ciertos símbolos y secuencias, para que el adivino pueda leer la respuesta. No hay límite entre el Adivino y las Cartas. Todo está “dentro” de él (aunque en realidad no hay un interior y un exterior). La respuesta se manifiesta en forma de tarjetas porque ese es el medio que ha elegido el adivino para obtener la respuesta.

El hecho de que las tarjetas se hayan utilizado durante cientos (quizás miles) de años y que sus símbolos hayan sido codificados e interpretados no importa. Si creo que la Torre tiene cierto significado, entonces la Torre me hablará. Y aunque no sepa el Tarot, saco una carta (por ejemplo el Carro) y hablo de ello con un adivino experto, él me dará la interpretación de la carta y esa será la carta que habla de ¡yo ahora! Si hago una pregunta y espero una respuesta, llegará, de una forma u otra, a través de conexiones y oportunidades que ni siquiera puedo imaginar.

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