El conteo de cartas en el blackjack

Seguramente conoces el juego de blackjack, el cual es uno de los juegos de casino más populares en todo el mundo. Cuenta con una gran cantidad de jugadores, entre los que se incluyen amateurs y profesionales. Este juego ha sido muy famoso, pero siempre han existido las personas que, de una u otra manera buscan vencer al juego.

Una de las prácticas más conocidas en este juego es el conteo de cartas, este, se destaca porque hace que la casa pierda la ventaja. Los jugadores que ponen esto en práctica, suelen terminar por ganar la mayoría de las partidas. En el día de hoy, quiero hablarte un poco más de como el conteo de cartas cambió por completo este juego.

Cómo el conteo de cartas cambió el juego

No fue hasta alrededor de 1950 cuando aparecieron los primeros contadores de cartas de blackjack. Sin embargo, incluso antes de esta época, probablemente había algunos jugadores que utilizaban estas tácticas para eliminar la ventaja de la casa. Un nombre famoso es el de Jess Marcum, cuya estrategia de juego le hizo ser expulsado de numerosos casinos.

Hubo personajes interesantes con nombres singulares como System Smitty y Greasy John. 4 jugadores escribieron un libro en 1957 titulado “Playing Blackjack to Win”. En el libro, los autores Baldwin, Cantey, Maisel y McDermott incluyeron una estrategia básica para seguir las cartas y reducir la ventaja de la casa. Incluso con esta interesante visión, el libro no recibió la misma atención tanto de los casinos, como de los jugadores, que el libro de 1962 “Beat the Dealer” de Edward O. Thorp.

Este libro fue un gran éxito, y todavía hoy se considera el nacimiento del conteo de cartas. Thorp, un matemático, ideó un “sistema de conteo de diez”. Éste consistía en empezar con dos números en su cabeza, 16 y 36, que se referían a los 10 de la baraja, y a todas las demás cartas respectivamente. Al comenzar la partida, contaba hacia atrás y dividía el número de “otras cartas” por los 10 restantes, para saber cuándo el jugador tenía ventaja y debía apostar fuerte. Este cálculo se conoce como la “Relación de Thorp”.

Sin embargo, este sistema funcionaba en la época en que se jugaba con una sola baraja. Hoy en día, el blackjack se juega con numerosas barajas. Esto hace que el sistema sea muy complejo de utilizar. Digamos, por ejemplo, que intentas utilizar el sistema para contar cartas en un juego de 8 barajas. Tendrías que contar desde 128 y 288 en tu cabeza, haciéndolo mucho más complicado.

Cómo los casinos se defendieron del conteo de cartas

Los casinos tomaron medidas para tratar de luchar contra las tácticas de conteo de cartas, que tenían el potencial de erradicar la ventaja de la casa y, en consecuencia, sus beneficios. Una de las adaptaciones fue aumentar el número de barajas utilizadas en una partida de 1 a 2. Poco después, lo aumentaron a 4 barajas. Además, el zapato no se jugaba por completo, y los crupieres barajaban el mazo cuando aún quedaban muchas cartas. Al mismo tiempo, los casinos añadieron más mesas de blackjack, para atender a la oleada de nuevos jugadores que querían probar su suerte para ganar utilizando estas nuevas estrategias de conteo de cartas. Sin embargo, esto acabó beneficiando a los casinos más que a los jugadores, ya que muchos carecían de talento, paciencia o perseverancia para ganar utilizando el conteo de cartas.

En 1963, el informático Harvey Dubner introdujo el método de conteo de cartas alto-bajo, que se incluyó en la segunda edición de Beat the Dealer de Thorp en 1966. Con la ayuda de los ordenadores, los jugadores de blackjack podían ahora adaptar rápidamente sus estrategias a cualquier cambio implementado por los casinos. Sin embargo, en esta época, los casinos aceptaron abiertamente a los contadores de cartas. Querían asegurarse de que los jugadores siguieran viniendo a por más, aumentando sus beneficios. De hecho, los crupieres y los jefes de los boxes incluso repartían tablas de estrategia básica y ofrecían consejos sobre la jugada ideal en una situación difícil. En general, este enfoque llevaba a los jugadores a una falsa sensación de seguridad, ya que a la larga, la casa seguía ganando

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